Eres más Resistente de lo que Crees

A partir de mis observaciones, he descubierto que sistemáticamente subestimamos nuestra resistencia de cuatro formas:

Somos más flexibles de lo que creemos.

A lo largo de tu vida, has sido entrenado para adaptar y ajustar tu comportamiento en diferentes contextos. Piensa en la amplia gama de personas en tu círculo social con las que ya interactúas. ¿Hablas con tu jefe de la misma manera que lo haces con tus colegas? ¿Tus interacciones con tus suegros son iguales que las que tienes con tus amigos de la universidad? Mi suposición es que la respuesta es no. De hecho, he descubierto que simplemente recordarles este hecho puede aumentar su confianza al enfrentar una situación desconocida. Te has adaptado y ajustado antes; puedes hacerlo de nuevo.

Somos más valientes de lo que pensamos.

Considera todas las cosas que ya has hecho en tu vida que requirieron valentía. Para algunos de nosotros, fue ir a la universidad y vivir solos por primera vez. Para otros, fue cambiar de trabajo o carrera, o casarse. Todos tenemos nuestras propias experiencias que requieren cierto nivel de valentía, y podemos recurrir a ellas al enfrentar la próxima situación fuera de nuestra zona de confort.

La situación que nos preocupa probablemente no es tan mala como pensamos.

El miedo obstaculiza el pensamiento claro. Nos preocupamos por el peor resultado posible, que nos humillaremos en el escenario durante un evento de hablar en público, o que la persona a la que entregaremos comentarios negativos nos odiará para siempre. Siempre existe una pequeña posibilidad de que lo peor suceda, pero la realidad es un poco más matizada que eso. Las personas están sorprendidas, heridas y enojadas cuando reciben malas noticias, pero si se entregan con compasión y sensibilidad, perdonarán al mensajero. Es posible que te sientas ansioso por hablar frente a una multitud, pero la investigación sugiere que cierto grado de ansiedad es bastante útil para un rendimiento efectivo. Además, aunque podrías avergonzarte en el escenario, diciendo algo equivocado, por ejemplo, es mucho más probable que lo hagas bien si te has preparado, o al menos la realidad será mucho menos aterradora de lo que imaginaste.

Tenemos más recursos de los que pensamos.

Cuando enfrentas una situación realmente difícil, a menudo te sientes vulnerable, tal vez incluso desesperado. Pero no estás solo en la situación. A menudo tienes varios recursos que puedes utilizar, como mentores, colegas o amigos a los que puedes acudir para obtener orientación, o pasos que puedes tomar al prepararte. Incluso puedes hacer pequeños ajustes al evento mismo para que sea más manejable.

En situaciones fuera de nuestra zona de confort, podemos sentirnos débiles o impotentes. Pero podemos aprovechar las capacidades que ya tenemos dentro de nosotros mismos para enfrentar situaciones desconocidas con confianza. No subestimes cuán flexible, valiente y capaz eres en realidad. Inténtalo, y lo más probable es que te sorprendas a ti mismo.

Posted by

Pablo Eduardo Ibáñez López

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